Supervivencia extrema: La tragedia de los Andes y el canibalismo
- Dedun Partners
- 11 mar
- 6 Min. de lectura
Descubre la impactante historia de supervivencia del accidente aéreo en los Andes en 1972. Un equipo de rugby uruguayo, tras estrellarse en un glaciar remoto, se enfrenta a condiciones extremas, incluyendo el canibalismo para sobrevivir. Una expedición de rescate y la fuerza de la amistad marcaron su lucha por la vida. Un relato conmovedor que desafía los límites de la resistencia humana.

La tragedia aérea en los Andes
En 1972, un equipo de rugby amateur de Uruguay vivió una experiencia que marcaría sus vidas para siempre. Alquilaron un avión para viajar a Chile y jugar un partido, pero su destino cambió drásticamente cuando el avión se estrelló en la Cordillera de los Andes. La historia de supervivencia que siguió es una de las más extraordinarias y desgarradoras de la historia de la aviación.
El vuelo y el accidente
El 13 de octubre de 1972, el avión, con 40 pasajeros y cinco tripulantes, se aproximaba a los Andes. Las condiciones climáticas eran adversas, y el piloto, con experiencia en la zona, decidió aterrizar en Mendoza para esperar una mejora en el tiempo. Al día siguiente, reanudaron el vuelo hacia Santiago de Chile.
Sin embargo, durante el trayecto, el piloto cometió un error de cálculo. Creyendo estar cerca de su destino, solicitó permiso para descender, pero en realidad, se encontraban en medio de los Andes. La nave descendió y se vio envuelta en fuertes turbulencias. Cuando las nubes se disiparon, los pilotos se dieron cuenta de que estaban rodeados de picos montañosos.
En un intento desesperado por ganar altitud, el avión chocó contra una cresta, perdiendo el ala derecha y la cola. El impacto fue devastador, y varios pasajeros fueron expulsados del avión. Milagrosamente, la nave continuó en el aire, pero solo por unos segundos. Perdió la otra ala, y la hélice atravesó el fuselaje, causando más daños y víctimas.
El impacto y las primeras horas
El avión finalmente se estrelló en un glaciar a más de 3,500 metros de altura. La cabina quedó destruida, matando al piloto y dejando gravemente herido al copiloto. En total, 16 personas murieron en el impacto inicial, y 35 supervivientes quedaron atrapados en los restos del avión.
Las condiciones eran extremas: temperaturas bajo cero, falta de comida y agua, y una ubicación remota y desconocida. Los supervivientes, en su mayoría jóvenes jugadores de rugby, se enfrentaron a una situación desesperada. El copiloto, gravemente herido, pidió a uno de los pasajeros que acabara con su sufrimiento, pero no se atrevieron a hacerlo.
Durante la primera noche, los supervivientes se agruparon para conservar el calor, pero la situación era crítica. Al día siguiente, cinco personas más fallecieron, incluyendo al copiloto. Los supervivientes comenzaron a organizarse, utilizando los restos del avión para crear un refugio y buscar soluciones para obtener agua y protegerse del frío.
La lucha por la supervivencia
Los días siguientes fueron una prueba de resistencia y creatividad. Los supervivientes crearon gafas de sol con los parasoles de la cabina, raquetas de nieve con cojines, y derritieron nieve para obtener agua. Sin embargo, la comida era escasa: solo contaban con algunos chocolates, mermeladas, y una botella de vino. Pronto, se vieron obligados a tomar decisiones extremas.
Con el paso de los días, la falta de alimentos llevó a los supervivientes a considerar una opción impensable: el canibalismo. Después de intensos debates y luchas internas, decidieron consumir los cuerpos de sus compañeros fallecidos. Fue una decisión desgarradora, especialmente para aquellos con fuertes creencias religiosas. Pero la supervivencia prevaleció sobre la moralidad.
La tarea de cortar y preparar la carne fue difícil, tanto física como emocionalmente. Utilizaron cristales rotos del parabrisas para cortar la carne, y secaron los cuerpos al sol para hacerlos más comestibles. Comenzaron por la piel, músculos, y grasa, y con el tiempo, también consumieron órganos internos.
La expedición de rescate y el descubrimiento
Mientras tanto, en el exterior, las autoridades habían cancelado la búsqueda tras varios días sin éxito. Los supervivientes, conscientes de su situación, decidieron enviar una expedición para buscar ayuda. Tres jóvenes se ofrecieron como voluntarios y se aventuraron hacia el oeste, creyendo que Chile estaba cerca. Sin embargo, la montaña era demasiado difícil de escalar, y optaron por dirigirse hacia el este.
La expedición encontró la sección de cola del avión, donde descubrieron comida, ropa, y una radio bidireccional. También hallaron el cuerpo de uno de sus compañeros, que había sido succionado por el agujero en la cola durante el accidente. Pasaron la noche en la cola, y al día siguiente, regresaron al campamento base con las provisiones y la radio.
Uno de los supervivientes, con conocimientos de electrónica, intentó reparar la radio, pero no tuvo éxito. La expedición decidió regresar al avión, pero en el camino, se encontraron con los cuerpos de dos compañeros que habían muerto por gangrena. La situación era cada vez más crítica.
La escalada hacia la salvación
Los supervivientes decidieron que su única opción era escalar las montañas del oeste. Crearon un saco de dormir gigante con aislante y tela para protegerse del frío durante la noche. Dos meses después del accidente, tres de ellos comenzaron la escalada, llevando solo comida para tres días.
La subida fue agotadora y peligrosa. La falta de oxígeno, el frío extremo, y la debilidad física hicieron que el avance fuera lento. Finalmente, tras tres días, alcanzaron la cima de un pico a 4,560 metros. Pero la vista no era alentadora: solo veían más montañas nevadas.
Uno de los escaladores, exhausto, decidió regresar al avión, mientras que los otros dos continuaron. Después de varios días, encontraron un río y signos de presencia humana. Al otro lado del río, vieron a tres hombres a caballo y lograron llamar su atención.
El rescate y el final de la pesadilla
Los jinetes no podían cruzar el río debido a la fuerte corriente, pero uno de ellos lanzó una nota atada a una piedra. Los supervivientes escribieron una petición de ayuda, explicando su situación. El jinete llevó la nota a un puesto de carabineros, pero inicialmente, no le creyeron. Insistió, y finalmente, los policías revisaron la nota y decidieron actuar.
Los dos supervivientes fueron rescatados y llevados a un lugar seguro, donde recibieron atención médica. Los helicópteros del ejército chileno fueron enviados al lugar del accidente, y el 23 de diciembre de 1972, después de 71 días, los 14 supervivientes restantes fueron rescatados.
La historia del accidente de los Andes es un testimonio de la fuerza del espíritu humano y la capacidad de supervivencia en condiciones extremas. La amistad, la solidaridad, y la determinación fueron clave para que estos jóvenes pudieran superar una de las experiencias más duras que se puedan imaginar.
La tragedia de los Andes es una historia que impacta y conmueve hasta lo más profundo. La lucha por la supervivencia de estos jóvenes jugadores de rugby nos muestra la capacidad de resistencia del ser humano en situaciones extremas. La decisión de recurrir al canibalismo, aunque moralmente cuestionable, fue una elección desesperada para preservar la vida. Es un recordatorio de que, en situaciones límite, la ética y la moral pueden verse alteradas por la necesidad de sobrevivir.
La expedición de rescate y el descubrimiento de los supervivientes es un ejemplo de esperanza y perseverancia. La determinación de estos jóvenes por buscar ayuda, a pesar de las adversidades, es admirable. Su valentía y coraje les llevaron a escalar montañas, enfrentar el frío, y finalmente, ser rescatados. La amistad y el apoyo mutuo fueron fundamentales en su lucha por la vida.
Esta historia también nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la importancia de la preparación y la prevención en situaciones de riesgo. El accidente podría haberse evitado si se hubieran tomado medidas adecuadas de seguridad y si el avión hubiera estado mejor equipado para volar en condiciones climáticas adversas. La falta de una búsqueda efectiva por parte de las autoridades también es un aspecto que genera preguntas y críticas.
En resumen, la tragedia de los Andes es un relato que nos hace cuestionar nuestros límites y valores. Nos muestra la capacidad de adaptación y supervivencia del ser humano, pero también nos enfrenta a dilemas morales y éticos. Es una historia que nos recuerda la importancia de la vida, la amistad, y la esperanza, incluso en las circunstancias más adversas. Un testimonio que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia capacidad de resistencia y la fragilidad de la existencia humana.
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